Giovanni Cegarra / CNP. 2229
Tan claro como que el gallo canta bien temprano, vestidos y alborotados, así han quedado todos los habitantes trabajadores de Venezuela, que estaban expectantes, se creían, sacaban sus cuentas, ateniéndose a lo que se anunciaba por las redes sociales, de lo que aparentemente sería el aumento salarial, ya acostumbrado, por el Día del Trabajador, el primero de mayo, que habría de anunciar el gobierno nacional.
La frustración, aunque algunos quieran negarlo, fue total. No habrá ajuste salarial por ahora, que las condiciones no están dadas para ello, que hay que resistir más de lo que ya se aguantan los trabajadores venezolanos para mantener una familia, mejorar su calidad de vida y convivencia, sumergidos en una economía dolarizada que vacía drásticamente, a toda hora, los bolsillos de todos, sin ton ni son.
Bien lo decían mis ancestros, “el que no trabaja no come”, “no se pueden contar los pollos antes de nacer”, el despilfarro, la especulación, alto costo de todo, deficientes servicios públicos básicos, la corrupción y demás hierbas aromáticas, dibujan bien negra, la realidad económica venezolana, ahí está a la vista de todos, en un país que lo tiene todo pero que no lo disfrutan sus habitantes, que sufren, padecen, penurias y vicisitudes, de las que culpables, duela a quien le duela, guste a quien no le guste, culpables son todos.
Realidad y verdad innegable, seguir resistiendo, los que puedan hacerlo, el aumento del salario mínimo, por ahora, no va, los trabajadores venezolanos quedaron vestidos y alborotados, Dios nos agarre confesados.