30 años de la conjura con 24 de tiranía.

Por: Héctor Alonso López.                          

El 20 de mayo de 1993 recibí la convocatoria para una sesión extraordinaria del Comité Ejecutivo Nacional de Acción Democrática para informar la decisión del Tribunal Supremo de Justicia de iniciar un juicio contra el Presidente de la República Carlos Andrés Pérez. El secretario General de AD dice que en virtud de esa decisión en «concordancia con los estatutos del partido» debe procederse a excluirlo de la militancia del partido. La mayoritaria silenciosa o pusilánime del CEN así lo aprobó.  Ese día a CAP lo condenaron, lo tiraron a la hoguera. No tuvo ni la presunción de inocencia. No valió su historia partidista ni su historia nacional. Las interpretaciones eran obviedades. Asi se lo comunicaron a los senadores y diputados que eran mayoría en el poder Legislativo. Todos electos en las elecciones donde CAP sacó 4 millones de votos.

CAP se sometió a un juicio injusto. Pero no tenía más alternativas. Las otras, renunciar o dar un golpe militar.

Nunca renunciaría porque no era culpable.  Todos sabían que la partida secreta había sido usada para dar protección a la Presidenta Violeta Chamorro primera mujer electa Presidente en Nicaragua.

CAP estuvo dos años y medio entre rejas y casa por cárcel. Allí sus amigos y su pueblo no lo olvidamos.

Un buen día le escuche una declaración sobre la realidad oprobiosa que vivía donde dijo: «si yo fuera un hombre de venganzas esta sería mi venganza». Muchos calcularon que CAP se iría del país. No sólo no lo hizo sino que termina convertido en una referencia de dignidad y de entrega verdadera a sus convicciones democráticas y con una injusta condena brindo su sacrificio un como tributo a la necesidad de preservar la democracia como sistema de vida de los venezolanos.

Mientras el tiempo avanza vemos a Rafael Caldera convertido en el primer beneficiado de la conjura. Con escasos 29 % de los «votos emitidos» se convierte en Presidente de Venezuela sin importar que el partido histórico que fundara quedaría a la vera del camino.  Termina gobernando con la AD de Luis Alfaro. Eso explica por qué una vez llegué a decir:  «ese era el peor gobierno adeco de la historia» .

La conjura dio para mucho más. A Luis Alfaro le susurraron que sería un gran Presidente. Los aduladores hicieron su agosto. Todos los aspirantes a la candidatura dijeron «si Alfaro quiere ser candidato lo será «. Y el caudillo fue candidato por aclamación con el apoyo de toda la «maquinaria» de AD por supuesto desde el CEN para abajo.  La «maquinaria» brindaba actos lucidos y concurridos al caudillo, las barras gritaban las consabidas consignas que afirmaban el sentido de pertenencia.

A los escasos meses, los mismos que elevaron al caudillo le estaban pidiendo la renuncia a la candidatura. Como se resistió, no sólo le quitaron la candidatura, sino que lo expulsaron de Acción Democrática.   La película de la conjura tuvo un final. Unos corrieron detrás de Salas Romer, otros de Chávez y otros en la incertidumbre o desconcierto y la desesperanza.  Las encuestas hablaron.

Mientras pasaba el tiempo, CAP recibía el clamoroso respaldo de los tachirenses que lo eligieron senador de la República.

Volvió al Congreso advirtiendo que si no se reaccionaba a tiempo volvería Venezuela a sufrir una dictadura. No era un profeta. Era un personaje icónico en la historia contemporánea de Venezuela quien advertía lo que podría ocurrir. Y lamentablemente el que va a ganar, ese señor, todos sabemos por sus antecedentes nos indican que es autoritario.

 CAP fue una lección cívica y de tolerancia al estar sentado con solemnidad Republicana en la curul que el pueblo la había entregado y presenció la toma de posesión del que prometió frente a la moribunda constitución que no descansaría hasta lograr cambiar a Venezuela y la termino destruyendo, lo que hoy, todos lamentamos y sufrimos.  Era el mismo del fallido golpe de estado del 4 de febrero que atento contra su vida y la de su familia. Y que CAP siendo un civil lo derrotó militarmente. Era el mismo que había sido sobreseído por Caldera.

Ya llegamos a 30 años de la conjura que inició todo este dramático y triste capítulo de la historia contemporánea.

Ya llegamos a 24 años del mismo régimen y todavía hay algunos que tienen la duda, sí esto es dictadura o tiranía.

Esta lección amarga a pesar de todo, no nos permite bajar los brazos. 

 ¡Sólo conociendo la historia nos convenceremos que !¡nunca más! se repitan estos imperdonables y costosos errores.